QUIÉNES SOMOS       EQUIPO       JORNADAS ANTERIORES       CONTACTO       SUSCRÍBETE

Miguel Pinto, cluster de la Edificación

Miguel Pinto, director gerente del Clúster de la Edificación

 

Innovar en edificación

 

La metáfora “cisne negro” para describir un evento raro con gran impacto socioeconómico ha perdido actualidad. En estos momentos, no cabe duda de que la frecuencia con la que convivimos con bandadas de “cisnes negros”, los han convertido en habituales. Ante esta volatilidad de sucesos en que estamos inmersos, las empresas y las familias dudan sobre qué acciones llevar a cabo y la sociedad se instala en la ya conocida “incertidumbre”. En esta línea, los expertos no dudan en advertir de que esta será la dinámica en la que viviremos a partir de ahora.  

 

Esto genera un impacto notable en la innovación. Por definición, innovación implica riesgo ya que la empresa sale de su “modus operandi” habitual y toma decisiones hoy con la esperanza de crear valor diferencial en el futuro (p.ej.: invertir en el desarrollo de un nuevo producto para satisfacer una necesidad de un nicho concreto de mercado). Si el entorno donde la organización desarrolla su actividad tiene, además, una coyuntura inestable, el riesgo aumenta, las decisiones se vuelven cortoplacistas y la innovación se resiente.  

 

En un intento de paliar esta situación, gobiernos y bancos centrales se afanan en lanzar medidas que tranquilicen a los agentes económicos para que amplíen sus horizontes temporales de inversión. Un claro ejemplo de ello son los fondos Next Generation que se destinarán a la rehabilitación del parque de edificios existentes y a la transformación digital de las Administraciones Públicas, que tanto impacta en la incertidumbre del negocio inmobiliario. Se trata de una cantidad relevante de fondos públicos y que contribuiría a cambiar el sector de forma estructural. Aquí, llegamos a la cuestión central de este artículo: ¿puede el sector de la edificación crear valor con estos fondos? ¿Qué es necesario para materializar esta oportunidad de innovar en la edificación? 

 

Responder a estas cuestiones exige conocer las dos razones de por qué la edificación es, particularmente, un sector poco innovador. Por un lado, un edificio es un bien inmueble. Aunque parezca obvio, esto lo cambia todo en lo que a innovación se refiere. Las características del lugar físico en el que se arraiga el edificio (su climatología, la normativa que cumplir, las preferencias concretas del propietario en el diseño del activo, etc.) hacen que el inmueble sea singular. Esto dificulta replicar las soluciones que han funcionado en una ubicación en otra (p.ej.: esta singularidad complica la seriación de los elementos de los edificios, algo que no favorece su industrialización). De hecho, la especificidad del conocimiento requerido a nivel local es, asimismo, el principal motivo por el que no existen grandes promotoras inmobiliarias de ámbito global. Es decir, la complejidad local fuerza a soluciones innovadoras adaptadas a la zona y que, sin embargo, no son extrapolables a nivel internacional. Esta escalabilidad es más fácil de lograr en productos móviles, como productos alimenticios, cosméticos y, por supuesto, automoción. El segundo motivo, derivado del primero, es el elevado grado de atomización de los agentes en el sector de la edificación. En otras palabras, aunque sea un sector maduro la dimensión de las empresas es pequeña, lo que merma su potencial innovador. 

 

Pese a los motivos apuntados, es posible crear un futuro innovador halagüeño para la edificación. En este sentido, el papel del clúster es fundamental para superar estas dificultades. Los integrantes de un clúster son, muchas veces, empresas competidoras que deciden trabajar de forma conjunta en la resolución de problemas comunes en grupos de trabajo. Esta colaboración entre competidores disminuye comportamientos oportunistas y los entregables conseguidos refuerzan una dinámica que se retroalimenta y que genera importantes réditos para las empresas participantes. 

 

Existen múltiples proyectos en el ámbito de la edificación que debemos realizar para crear mejores entornos urbanos. Proyectos relacionados con grandes ejes como la rehabilitación, la sostenibilidad ambiental, la industrialización, la transformación digital, el lean construction, la formación y empleo, entre otros. En el seno de un clúster, las PYMEs pueden ejecutar proyectos colaborando con grandes empresas, universidades y centros de investigación ya que, de esta forma, adquieren la masa crítica necesaria para innovar. Esta figura, más extendida en los países anglosajones, ha demostrado ser tractor de sectores ya que potencia su I+D+i, mejora la rentabilidad de sus miembros e incrementa su proyección internacional. 

 

Al mismo tiempo, este es el deseo actual de la Administración Pública para la edificación en España que la ve como un sector estratégico debido a su dimensión y su transcendencia económica, ambiental y social. Por todo ello, y por primera vez, concurren varios factores que pueden transformarlo de forma radical. Por un lado, existe una urgencia climática donde la edificación es clave y, por otro, hay voluntad pública de financiar proyectos innovadores. Por último, tenemos capital humano para llevarlo a cabo. De este modo, si bien es cierto que los entornos son inciertos y que la innovación supone riesgo, curiosamente, también es la única respuesta para evitar el colapso ambiental y crear valor para las empresas y, por supuesto, para la sociedad civil.  

 

En el ámbito de la edificación, solemos estar de acuerdo al diagnosticar las necesidades del sector y sus postulados más generales. Sin embargo, hasta ahora, se ha evitado la cooperación empresarial real. Dicho de otro modo, de los componentes que conforman el capital intelectual de la edificación, es el capital relacional el que más se debe trabajar. Solo desarrollando una colaboración competitiva entre empresas podremos, en algunos casos, “desandar lo andado” y, desde un compromiso colectivo y común, potenciar la innovación.  

 

¿Es esto irrealista o indefendible? No cabe duda de que tenemos mucho trabajo por delante y será ahí donde se pondrá a prueba nuestra determinación. En todo caso, no se trata de defender lo indefendible, sino de creer/crear lo increíble. 

 

Miguel Pinto

Director Gerente del clúster de la Edificación