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IMAGEN PORTADA RETRATO ROBOT HOGAR

Retrato robot del hogar español

Por todos es sabido la gran diversidad de perfiles que habitan en los hogares españoles. Gracias al trabajo de campo realizado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y aterrizado por los compañeros de la revista especializada en innovación, creatividad y tendencias Yorokubu, podemos desgranar qué tipo de familias y formas de lifestyle son las que predominan en la actualidad.

 

La pandemia ha evidenciado las diferentes formas de vida y de afrontar esta crisis biológica. Lógicamente, no es lo mismo pasar un confinamiento en un piso compartido interior, sin apenas luz natural o ventilación exterior, que vivirlo en una vivienda con balcón o terraza, disponiendo de un espacio propio. De igual manera, tampoco es lo mismo vivir en un adosado, en una vivienda unifamiliar o en alguna vivienda rural con parcela propia por la que pasear al aire libre sin pensar en los contagios.

El coronavirus, por tanto, sirvió a muchos españoles para darse cuenta de que la vivienda en la que vivían no era la que mejor se adaptaba a sus necesidades, lo que motivó a miles de ellos a cambiar de residencia.

 

Antes de pasar a analizar a través de diversas variables como vivimos, es necesario desgranar rápidamente las principales diferencias habidas entre generaciones.

 

Baby boomers y generación X vs. millenials y generación Z

 Décadas atrás, comprar una casa en condiciones no era inaccesible para un trabajador mínimamente cualificado. Tampoco suponía de forma necesaria endeudarse de por vida. Además, las construcciones eran mucho más sólidas y con mejores calidades que las obras nuevas actuales. Tenían, normalmente, mayor número de habitaciones al ser las familias más grandes, aunque de menor tamaño. Nos encontrábamos en la época del baby boom, donde muchos hermanos compartían cuarto durante muchos años y la población se concentraba de manera más o menos equitativa entre zonas urbanas y rurales.

 

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Figura 1. Tendencias recientes de la población en las áreas rurales y urbanas de España.

 

Tal y como se aprecia en la Figura 1, el afán por vivir en zonas urbanas cada vez es mayor, lo que acentúa el encarecimiento de obras de nueva construcción y, por tanto, la consecución de un hogar en las grandes urbes actualmente.

 

¿Cómo vivimos?

 Ahora sí, apreciada la concentración de la población en las zonas urbanas, podemos comenzar con el análisis de en qué construcciones y en qué estado vive el conjunto de la sociedad española.

 

Casi dos tercios de la población total (65%) residente en España vive en pisos, la segunda mayor proporción entre los países de la zona euro (después de Letonia), según un informe elaborado por la Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas). España destaca, además, por el elevado porcentaje de personas que viven en edificios con diez o más viviendas (45% del total de la población). Esto se explica por lo que hemos visto anteriormente: vivimos en un entorno mucho más urbano que rural. Y, además, por otro factor principal: la costumbre que tenemos en nuestro país de vivir en altura. A fin de cuentas, somos un país donde la densidad de población se concentra en áreas muy concretas sin tener un territorio enorme, lo que dificulta una construcción extensiva y a ras de tierra como la de EE.UU.

Para dimensionar ese apego por querer vivir en la ciudad basta echar un vistazo a los datos del Padrón: en España hay 8.131 municipios, de los que 126 son considerados ciudades según criterios de población y densidad. 63 tendrían más de 100.000 habitantes cada una, concentrando el 39,8% de la población. Por contra, apenas el 20,3% de la gente vive en pueblos de menos de 10.000 habitantes que, sin embargo, suman un total de 7.371 núcleos. Dicho de otra forma, casi 4 de cada 10 españoles viven en el 0,77% de los municipios mientras 2 de cada 10 lo hace repartido en el 90,6% de los pueblos.

 

 

¿Cuál es la composición de los distintos hogares?

 

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Figura 2. Hogares según su composición. Fuente: Encuesta Continua de Hogares (ECH), INE

 

 

Examinando la Figura 2, vemos que el tipo de familia más común la conforman las parejas. Son algo más de diez millones de hogares y tiene sentido no solo en lo afectivo, sino también en lo financiero: hoy en día resulta imposible asumir de forma individual el pago de una hipoteca o un alquiler para la gran mayoría, sobre todo en esas ciudades donde vive gran parte de la población.

De esta imagen, también se desprende que la media de habitantes por hogar es de 2,5, pese a que también advertimos un dato muy llamativo, la gran cantidad de personas mayores que viven solas (casi 2,8 millones).

 

¿Se compra mucho más que se alquila?

 El 76,9% de las viviendas son en propiedad (estén pagadas ya o no) y sólo el 17,3% de alquiler (comprar es caro, pero alquilar también).

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Figura 3. Variación 2019 – 2020 en el régimen de tenencia de la vivienda. Fuente: Encuesta Continua de Hogares (ECH), INE

 

 

De esta clasificación, se deriva otra clásica pregunta. ¿Tardamos mucho en emanciparnos?

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Figura 4. Jóvenes de 25 a 34 años que viven con sus padres. Fuente: Encuesta Continua de Hogares (ECH), INE

 

Como vemos, el 55% de los jóvenes entre 25 y 29 años vivía con sus padres o con alguno de ellos en 2020. Este porcentaje ha crecido 6,5 puntos en los siete últimos años. Por sexo, el porcentaje de no emancipados fue del 62,9% en los hombres y del 46,9% en las mujeres.

Por su parte, el porcentaje de personas de 30 a 34 años que vivían con sus padres o con alguno de ellos se situó en el 25,6%, con un aumento de 5,1 puntos desde 2013. En los hombres, el porcentaje fue del 31,3% y en las mujeres del 20%.

La razón de esto puede asociarse a que empezamos a trabajar cada vez más tarde y en peores condiciones que antaño, por lo que tardamos más tiempo en ahorrar lo suficiente como para poder abandonar el hogar familiar con cierta solvencia.

 

¿Cuál es el tamaño medio de los distintos hogares?

 La mitad de las viviendas (48,2%) tienen entre 61 y 90 m2. Un 22,47% habita en viviendas un poco más amplias –de hasta 120 m2– y alrededor del 14% lo hace en domicilios de hasta 60 m2 y también de más de 120.

Si analizamos los datos en función del tamaño de las localidades, observamos que seis de cada diez (61,58 %) residentes en poblaciones rurales -de menos de 101 habitantes- tienen viviendas de más de 90 m2. Por el contrario, solo el 24,72% de los que viven en ciudades con más de 500.000 personas lo hacen en casas que tienen esta superficie.

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Figura 5. Superficie de las viviendas (en metros cuadrados) según la población de cada localidad. Gráfico: José Ramón Pérez.  Fuente: INE

 

La tendencia que reflejan los datos es clara: a mayor población en una determinada localidad, más elevado es el porcentaje de personas que vive en domicilios pequeños.

 

Además del tamaño, es importante reflejar el número de estancias que componen los hogares. Más de la mitad de los domicilios españoles cuentan con cuatro o cinco estancias diferentes (53,27%), y uno de cada tres con seis o siete (33,20%). Las residencias con más de siete habitaciones (8,40%) y con menos de cuatro (5,14%) son claramente minoritarias.

En esta clasificación, computa como estancia cualquier espacio cerrado de la casa de al menos 4 m2, excluyendo baños, vestíbulos y pasillos.

 

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Figura 6. Porcentaje de hogares según el número de habitaciones con las que cuenta la vivienda. Gráfico: José Ramón Pérez.  Fuente: INE

 

 

¿Cuál es el precio medio del m2?

Para terminar con este análisis del estado actual del hábitat nacional, resulta indispensable repasar la tendencia que están siguiendo los precios en el mercado de la compraventa de inmuebles.

 

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Figura 7. Evolución del precio por m2 de la vivienda. Fuente: Idealista

 

Remontándonos a la época del boom inmobiliario, se construía mucho y se vendía a precio alto porque existía una demanda que rubricaba ese interés por parte de los clientes. En la actualidad, con pandemias y conflictos bélicos de por medio, el precio del metro cuadrado está casi como entonces: el máximo histórico lo alcanzamos en 2007 con 2.053€ por metro cuadrado y ya estamos en los 1.876€, subiendo sin parar desde el mínimo de 1.455€ que se marcó a finales de 2014. Y, a todo esto, podemos sumar la creciente incertidumbre en las obras de nueva construcción por el más que posible encarecimiento de materias primas que haga que el precio por m2 vuelva a dispararse hasta niveles insospechados.

 

Gabriel Gómez Torreño

Inteligencia de Mercado del  ITC-AICE