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Superficies asépticas: necesidades y perspectivas post-covid19

La pandemia del COVID19 va a suponer un antes y un después en muchos aspectos laborales y económicos, pero también sociales y personales. El comportamiento de las personas y sus decisiones se verán marcados durante un plazo importante de tiempo por lo vivido durante este periodo de confinamiento y su posterior vuelta escalonada a la normalidad.

Del mismo modo que han cambiado nuestros hábitos al estornudar o toser para liberar nuestras manos de posibles patógenos, serán muchas las pautas adquiridas y, entre otras, se buscará de forma natural el minimizar el contacto con superficies en zonas comunes y espacios públicos, o el uso de materiales de revestimiento más higiénicos, priorizando los autolimpiables y de especial resistencia a productos de limpieza más agresivos, siempre con el objetivo instintivo de minimizar los potenciales contagios por la transferencia de bacterias, virus, etc. que puedan causar diferentes enfermedades.

 

Demanda amplificada y nuevos modelos de negocio

Este sentimiento incipiente está generando en esta primera fase más drástica la demanda de múltiples productos y servicios que hasta ahora no nos habíamos ni planteado. Podemos encontrar productos como esterilizadores de móviles u ozonizadores para cualquier objeto o habitáculo. En cuanto a servicios, los más populares estos días están siendo aquellos relacionados con servicios de entrega de productos a domicilio. Desde el exponencial incremento de ventas que ha sufrido un gigante como Amazon al resurgir de las tiendas de barrio, que en iniciativas como “delcomercioacasa.com” han encontrado una forma de reinventar el negocio tradicional implementándolo con un servicio de entrega a domicilio rápido y efectivo. Incluso en el propio sector se están moviendo iniciativas muy interesantes, entre las que cabe destacar el reciente acuerdo de Andimac con AliExpress para la venta de cerámica online.

La evolución de esta primera fase nos está enseñando que tomar el máximo de medidas no nos garantiza la absoluta inmunidad, pero reduce de forma considerable la probabilidad de infectarse y permite que la asistencia sanitaria sea sostenible y accesible para todos. Por otro lado, estas medidas permiten comprar tiempo a aquellas personas que todavía no han sido infectadas, a la espera de una vacuna salvadora o de conocer mejor como afrontar y superar la enfermedad.

 

Superada la fase “viral”, las superficies de contacto serán lo prioritario

Volviendo a las superficies de contacto, es un aspecto que queda en un segundo plano en esta primera fase más “viral” del confinamiento, en la que prevalecen medidas más urgentes y fácilmente aplicables. Pero una vez trascurrido un tiempo, y superada esta fase de psicosis, se presenta como un aspecto de especial relevancia.

Si bien el primer factor de contagio radica en la transferencia directa del virus, a partir de la tos o exhalación de este en forma de aerosol por parte de una persona infectada hacia una sana, todos estos microorganismos exhalados terminan depositándose sobre las superficies adyacentes. La Universidad Aalto (Finlandia) ha realizado una simulación de cómo tiene lugar este proceso de dispersión del virus como consecuencia de una tos en un espacio cerrado con estanterías.

2 secuencias (8 y 75 seg.) de simulación de la expulsión por tos

 

A la vista de los resultados del estudio, resulta sumamente importante reducir el tiempo de vida media del virus sobre una superficie inerte, ya que de ello depende el éxito de evitar su transferencia por contacto a personas.

Dada la urgencia del asunto, justifica todo exceso de prevención, inicialmente se han adoptado múltiples medidas con una eficiencia más o menos validada. Algunas de ellas que todos conocemos, son el uso de mascarillas y guantes, la desinfección de calles, una limpieza intensiva de zonas comunes de uso habitual (barandillas, manillas de puertas, aseos, etc.), mantener distancia mínima entre personas evitando el contacto físico y, por supuesto, mantener una higiene exhaustiva, especialmente en manos, cara y con la limpieza de ropas expuestas a ambientes potencialmente infectados. Toda medida es poca en ese objetivo de minimizar la dispersión vírica.

 

Incrementará la percepción de valor de los productos higiénicos y seguros sobre otras opciones

Una vez superada esta etapa inicial tan crítica, la vuelta progresiva a la vida normal vendrá marcada por el miedo a rebrotes o futuras pandemias y la concienciación en nuevas pautas de higiene. Todo ello provocará la percepción de valor en disponer, para un mismo uso, de aquellos productos que favorezcan un mayor grado de higiene o seguridad.

Es aquí donde los revestimientos cerámicos tienen una gran ventaja frente a otros competidores menos “higiénicos” como la moqueta, parquet, mármol e incluso vinilos. Es bien conocido que los materiales cerámicos garantizan un grado de higiene máximo. En este aspecto no está tan demostrado en el caso de los virus, puesto que tanto algunos estudios recientes como otros de hace pocos años demuestran que, en general, los virus sobreviven durante un tiempo elevado sobre casi cualquier superficie.

Sin embargo, los materiales cerámicos presentan dos ventajas fundamentales a la hora de posicionarse como idóneos frente al resto y son, por un lado, su elevada resistencia a los diferentes agentes desinfectantes y, por el otro, la posibilidad de formular esmaltes específicos para eliminar los virus de las superficies. En cuanto a la resistencia a agentes desinfectantes, es importante destacar que los más recomendados son fuertes oxidantes como la disolución de hipoclorito sódico (lejía), cuyo uso determinados materiales de recubrimiento, como las moquetas o el metal, resulta especialmente destructivo.

En cuanto a la formulación de esmaltes específicos, se dispone ya de materiales cerámicos específicos que potencian este carácter higiénico como son los materiales fotocatalíticos o también los biocidas. Existen trabajos científicos que demuestran la capacidad desinfectante de los esmaltes cerámicos que integran nanopartículas de TiO2 sobre diferentes tipos de virus.

Es, sin duda, además de una oportunidad de promoción de estos productos ya comerciales, una oportunidad para el desarrollo de esmaltes con formulaciones específicas (p.e. zeolitas con iones metálicos) que permitan la eliminación en pocos minutos, de forma espontánea y sin la necesidad del uso de agentes desinfectantes, de cualquier virus que se deposite sobre las mismas.

 

Vicente Lázaro Magdalena

Responsable de la Unidad e Inteligencia Competitiva de ITC