La Inteligencia Artificial en la Visión Artificial: Un Aliado para la Industria Cerámica
Hubo un tiempo en el que la Inteligencia Artificial estaba relacionada con la ciencia ficción, pero ya no, ahora es el presente y ha venido para mejorar cosas tan esenciales para nosotros como la fabricación de baldosas cerámicas. Un sector donde la tecnología desempeña un papel importante en cada etapa del proceso.
Hoy en día, los algoritmos de IA tienen la capacidad de segmentar imágenes, es decir, pueden detectar qué hay dentro de una foto, separarlo en pedacitos comprensibles y tomar decisiones en consecuencia. Aplicado a la industria cerámica, esto significa que, por ejemplo, una máquina inteligente puede comparar un diseño de referencia con lo que sale de la línea de producción y decidir si la baldosa cumple con los estándares de calidad en cuanto a diseño o no.
La IA, esa devoradora de datos
Pero para que la IA haga su magia, necesita datos. Muchos datos. Miles, millones de imágenes y referencias previamente etiquetadas por humanos, con toda la paciencia del mundo. Sin esta base de conocimiento, los sistemas de IA no tienen la capacidad de tomar decisiones informadas ni de ejecutar tareas correctamente. Es aquí donde se encuentra la clave de su éxito o su fracaso.
Más allá del ojo clínico que aporta en la producción cerámica, la IA tiene mucho más potencial, como la capacidad de analizar datos en tiempo real. Factores como la temperatura, la humedad y otros detalles que escapan al ojo humano pueden ser monitoreados al segundo para ver su relación con la producción, permitiendo ajustes sobre la marcha, dando como resultado menos desperdicio, más eficiencia y, en definitiva, menos complicaciones para un/a trabajador/a.
Entre el entusiasmo y la realidad
Eso sí, sin una base de datos bien estructurada, los modelos de IA pueden volverse completamente ineficaces incluso erróneos. De ahí que la verdadera revolución no consista solo en implantar sistemas inteligentes, sino en dotarlos de la información adecuada y someterlos a continua revisiones y ajustes.
La IA en visión artificial ya no es un experimento de laboratorio, sino una realidad que está optimizando procesos industriales. Entender su funcionamiento, invertir en obtener nuestros propios datos de calidad y buscar aplicaciones que realmente mejoren la producción es el camino a seguir. Porque la revolución industrial 4.0 ya no es una promesa futurista: está aquí, es palpable y, nos guste o no, ha venido para quedarse.
Profesora y doctora en Computational Neuroscience & Data Analysis en Universitat Jaume I