Aunque cuando pensamos en monedas lo primero que nos viene a la mente es el brillo del metal, lo cierto es que a lo largo de la historia también ha habido espacio para materiales mucho más humildes. Uno de ellos es la cerámica, un elemento que solemos asociar con vajillas, vasijas o decoraciones, pero que en ciertos momentos y culturas ha llegado a adquirir un valor mucho más literal.
Y es que, aunque no figuren en los libros escolares ni reluzcan en los museos, las monedas de cerámica han tenido un papel sorprendente en distintas épocas y rincones del mundo. Algunas fueron medios de pago oficiales, otros objetos rituales, y muchas, auténticas joyas arqueológicas escondidas bajo capas de tiempo y olvido.