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Justo Vellón, Director General de CEEI Castellón

“En la larga historia de la humanidad, aquellos que aprendieron a colaborar e improvisar de la forma más efectiva han prevalecido”.

No encuentro mejor inicio que esta cita de Charles Darwin para abordar el que es, sin lugar a duda, el principal reto al cual se enfrenta el clúster cerámico en la actualidad: la pérdida de competitividad asociada a los elevados costes de la energía y a la necesaria descarbonización del sector, tal y como marca la exigente agenda europea en materia de reducción de las emisiones para 2030.

Es bien cierto que el sector cerámico se ha caracterizado por su resiliencia para afrontar las diferentes crisis que han ido surgiendo a lo largo de los años, desde la del petróleo a comienzos de los 80, pasando por las diferentes burbujas inmobiliarias o, más recientemente, la provocada por la pandemia del Covid-19.

En todas ellas el sector ha hecho gala de una fortaleza y capacidad de adaptación a las circunstancias sobresalientes, sin embargo, el entorno actual es mucho más complejo que en épocas anteriores. Al ya mencionado encarecimiento de la energía y la extremadamente estresante agenda impuesta por la UE para la descarbonización de la industria, debemos añadir un conflicto bélico que ha disparado el precio de unas materias primas básicas para este sector.

Un escenario que debe abordarse desde un enfoque máximo de colaboración y apoyo por parte del tejido empresarial y socioeconómico de la provincia. Esto es especialmente relevante en cuanto a la cooperación real y efectiva entre el sector público y privado, porque en este proceso el apoyo por parte de las administraciones públicas es ineludible para afrontar la pérdida de competitividad del clúster cerámico en el ámbito internacional, así como para abordar, de manera coordinada y realista, el proceso de descarbonización industrial.

Sin duda, este es el reto más importante en la actualidad, pero no podemos perder de vista que la industria cerámica continúa operando en un sector globalizado y altamente competitivo, en el que la capacidad y el modo de obtener y mantener una ventaja competitiva en el mercado es cada vez más complejo. Por ello, necesariamente, el sector debe, además, abordar una serie de retos relacionados con su modelo de negocio y la manera en que crea, entrega y captura valor en el mercado.

Además, y de manera especial, también deben contemplarse todos aquellos aspectos vinculados al ámbito del Marketing que permitan lograr una mayor aproximación al cliente final por parte de la empresa, obteniendo conocimientos incrementales en cada una de las fases de la cadena de valor, mediante procesos de digitalización transversal, conectando de una manera más eficiente a todos sus integrantes para conseguir una mayor trazabilidad de los productos, mejorando procesos, logística y reduciendo el time to market, así como la experiencia de compra del usuario.

En todo este proceso las tecnologías como la Inteligencia Artificial, el Big Data, Internet of Things, Blockchain, o incluso el Metaverso, todas ellas relacionadas con la Industria 4.0 y el Marketing Digital, son claves para adaptarse a los nuevos comportamientos del consumidor marcados por las nuevas tendencias socioeconómicas y el entorno global.

Nos encontramos, por tanto, ante un escenario caracterizado por su complejidad global y un dinamismo acelerado por parte de la demanda que requiere incorporar altas dosis de tecnología e innovación por parte de las empresas, para así poder competir con suficientes garantías de éxito.

Pero algo ha cambiado con respecto a épocas anteriores: el mundo y los mercados son demasiado complejos para intentar resolverlos de manera individual. Los conocimientos y tecnologías necesarias para generar valor al consumidor escapan en muchas ocasiones de las capacidades de la empresa, incluso del propio sector, por lo que la manera más inteligente de competir es innovar desde un enfoque abierto y colaborativo.

La Innovación Colaborativa o Innovación Abierta permite a las empresas explorar espacios de colaboración en los que compartir con otras empresas y entidades conocimiento, tecnologías disruptivas y experiencias en la búsqueda de un reto u objetivo compartido. Todo esto, bien entre empresas de un mismo sector, pero vinculadas a diferentes fases de la cadena de valor, bien entre empresas de diferentes sectores (donde nacen las innovaciones más disruptivas) o entre empresas de diferentes tamaños destacando, en este último caso por la relevancia que está tomando en los últimos tiempos, la colaboración activa entre empresas consolidadas y startups tecnológicas.

Este sistema de innovación abierta, en contraposición a la tradicional, menos aperturista y centrado principalmente en las capacidades internas de las compañías con puntuales apoyos externos en materia de I+D, busca aprovechar las ventajas que ofrece, en este sentido, una economía global e interconectada que permite un acceso total a la tecnología y la innovación.

El departamento de I+D de las empresas se transforma, por tanto, en un laboratorio de talento y conocimiento a escala mundial, y su límite dependerá de la capacidad de las compañías para interactuar y conectarse con él.

La Innovación Colaborativa permite, no sólo incrementar exponencialmente la capacidad tecnológica e innovadora de las empresas, sino que, además, agiliza el proceso de integración de la misma, al tratarse, en muchas ocasiones, de tecnologías ya validadas y testeadas en el mercado, evitando, de este modo, los dilatados procesos de desarrollo inherentes a este tipo de proyectos. Este es un factor especialmente relevante si nos atenemos a la velocidad con la que evolucionan los mercados y la rapidez a la que se producen los cambios en la actualidad, tanto tecnológicos como socioeconómicos, y que influyen de manera evidente en la demanda y en las diferentes maneras de aproximarse a ella.

En este tipo de entornos de colaboración entre empresas la incorporación de agentes generadores de conocimiento, como las universidades y especialmente los centros tecnológicos como el Instituto de Tecnología Cerámica (ITC-AICE), aportan un efecto multiplicador adicional en el proceso de generación de valor y resolución de los retos propuestos.

Desde el CEEI Castellón abordamos la Innovación Colaborativa desde una perspectiva estratégica, que consideramos prioritaria en nuestra misión de impulsar la competitividad del sector empresarial castellonense. Actuamos con especial énfasis en proyectos vinculados a sectores clave para la economía provincial, generando espacios de colaboración entre diferentes empresas, entidades y agentes representantes de las diferentes fases de la cadena de valor, identificando los principales retos a los que se enfrentan estos sectores en el futuro, y diseñando un proyecto colaborativo entre los participantes para darles respuesta desde la Innovación y la Tecnología.

Asimismo, nuestro profundo conocimiento y conexión con el ecosistema startup, con una base de datos estructurada y construida a lo largo de los 25 años de experiencia acumulada, nos ha permitido lanzar, con totales garantías, el proyecto CV-INNOVA.

Se trata de un proyecto de Innovación Abierta “clásico”, dirigido a empresas consolidadas, que tiene como objetivo identificar, aplicando metodologías de trabajo propias junto a los diferentes equipos directivos de las compañías, aquellos retos considerados clave para su desarrollo competitivo futuro, y realizar una búsqueda internacional para encontrar aquella startup tecnológica con mayor capacidad para resolver el reto planteado, definiendo un roadmap de colaboración entre ésta y la empresa.

El alcance, en cada edición de este proyecto, supera las 5.000 startups contactadas pertenecientes a más de 70 países diferentes. En definitiva, la Innovación Colaborativa ha venido para quedarse, un modelo de trabajo cooperativo que está llamado a convertirse en el nuevo catalizador de los cambios más disruptivos y que, por ello, está siendo cada vez más utilizado, en sus diferentes modelos, por un mayor número de empresas pertenecientes a todos los sectores porque, como iniciaba John Donne su poema en el que Hemingway se basó para el título de su novela “Por quién doblan las campanas”:

“Nadie es una isla, completo en sí mismo…”

 

 

Justo Vellón,

Director General de CEEI Castellón