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F. Xavier Molina Morales, Director Càtedra de Transformació del Model Econòmic

Reflexiones sobre la crisis energética del clúster industrial cerámico

Desde hace unos meses, la escalada de los costes energéticos ha puesto en evidencia la dependencia y la aparente fragilidad del clúster cerámico, y nos ha conducido a una crisis, ya confirmada con una reducción de la producción y con algunas bajas empresariales.

Por contextualizar, la crisis de 2008 surge de un boom injustificado del sector de la construcción y de la especulación inmobiliaria, con un efecto devastador para el clúster, particularmente en el mercado doméstico del producto final. La respuesta de las empresas fue, por una parte, una apuesta clara por los mercados internacionales y también un proceso de reestructuración empresarial con una aceleración de la concentración empresarial. La cifra total de metros cuadrados producidos en 2008 no se recuperaría hasta el año 2021, y con respecto al mercado doméstico, este último año era, en términos de valor nominal de las ventas, un 35% menor, según los datos publicados por ASCER.

Comparativamente la crisis pandémica no se cebó en el clúster, más allá del efecto inevitable sobre las cadenas globales de suministro y el impacto de la propia recesión económica generada en algunos de los mercados naturales de los productos del clúster. Desde 2018 hasta 2021, la producción desciende un 8% pero el valor nominal de las ventas aumenta un 2%. Podemos decir que más allá de la adaptación a las normas y restricciones sanitarias y cierta flexibilización laboral, el clúster no sufrió alteraciones destacables.

Con respecto a la situación actual, el relato de los actores relevantes del clúster, es el siguiente: Las cosas funcionaban razonablemente bien, con cifras record tanto en producción, en exportaciones como en volumen de negocio para el año 2021 y con el surgimiento de un conflicto internacional ajeno al clúster, se genera una escalada inaudita de los precios energéticos que provoca que los costes de producción se eleven de manera tal que afectan, no solo a los márgenes sino también y, en consecuencia, a la demanda cuando se intenta repercutir el aumento parcial o total de costes en los precios de venta.

Frente a esta situación, la solución propuesta es conseguir por parte de autoridades (aquellas que tienen competencias para ello) una restitución, en la medida de lo posible, del coste energético anterior a la crisis. Para ello se exigen ayudas inmediatas y directas y por tanto cambios regulatorios que las permitan. A esta exigencia, se adhiere todo el tejido institucional: lo reclaman los empresarios a través de sus organizaciones representativas, pero también (esta puede ser una novedad) empresarios individuales; las formaciones e instancias políticas de todo signo y de todo nivel y, los medios de comunicación, en particular los locales que, asumen su papel de portavoces de lo que se entiende como interés general. Una expresión clara de esta unanimidad es la mesa de la cerámica celebrada en Castelló esta misma semana.

Nadie que valore y reivindique la importancia del clúster para nuestro territorio puede, y tampoco es nuestro caso, ignorar los problemas y no adherirse a una demanda de soluciones. Ahora bien, en este proceso de adhesión cabe preguntarse si la superación del problema del coste de la energía (incluso si fuera posible a corto plazo) es una solución sostenible o si, por el contrario, es el momento de repensar el futuro del clúster abriendo nuevas perspectivas e introduciendo nuevos elementos.

A este respecto queremos plantear dos cuestiones que consideramos se deberían introducir en el debate. En primer lugar, la inclusión de toda la información disponible sobre el alcance de la crisis actual y, en segundo lugar y, más importante, el coste de oportunidad de focalizar los esfuerzos en la cuestión del precio y no trabajar a la vez por abordar los retos en el medio y largo plazo.

La primera cuestión o duda hace referencia a ciertas contradicciones no bien explicadas y a algunas omisiones, sobre los datos del deterioro real de la situación del clúster. Hemos de evitar que con el ánimo de reforzar el discurso de presión a las autoridades se dé una fotografía inexacta de la situación del clúster. Es cierto que existen indicadores que apuntan claramente a una disminución de la producción, no solo por el número de tramitaciones de ERTEs incluso EREs, también por los datos sobre los volúmenes de recepción de materias primas, y por algunas estadísticas oficiales sobre la producción industrial. Sin embargo, no dejan de sorprender los datos publicados referidos a los 7 primeros meses del 2022, que hablan de un incremento de las exportaciones de un 29% en términos de valor nominal de las ventas, y una reducción de la producción de solo un 2%, sobre el 2021, año que ya era de cifras de récord histórico. Cabe recordar que la devaluación del Euro respecto al Dólar (cercana a un 20% en el último año) puede tener un impacto importante. Sin considerar el conjunto de países de zona dólar, solo Estados Unidos supone el 40% de las exportaciones y éstas un 75% del total de las ventas. Además de estos datos existe una percepción muy positiva de las expectativas generadas en la feria CERSAIE que se confirmarían con los datos esperados de participación para CEVISAMA. Finalmente, existe un goteo continuo de inversiones relacionadas con el clúster que deberían confirmar una gran confianza en su futuro. Por otro lado, las noticias de cierres totales o parciales no son todas resultado directo de la crisis energética. Aunque no se pueda establecer una relación de causa-efecto los casos de cierres que se han producido están relacionados con empresas que han sido protagonistas de los procesos de adquisiciones de empresas recientes y, en algún caso mostraban una situación crítica con independencia de la crisis.

Más importante es la consideración de los cambios estructurales que puede necesitar el clúster al margen de la normalización o no del precio de las energías a corto plazo. El alza de los precios se ha venido produciendo con anterioridad a la crisis actual y todo parece indicar que un escenario futuro con precios bajos de la energía es descartable.

Sería importante plantear con la misma insistencia que se hace a favor de las ayudas directas, el apoyo a nuevos proyectos relacionados con las energías alternativas, también a estrategias de diversificación de las empresas del clúster hacia otros sectores, o también sistemas para articular el aprovechamiento de algunas inversiones externas que se están realizando.

Con respecto a los nuevos proyectos tecnológicos, en un estudio todavía en desarrollo, de la Càtedra de Transformació del Model Econòmic (UJI-GVA) hemos identificado hasta 20 de estos proyectos que involucran un número importante de empresas del clúster y empresas externas, todos relacionados con desarrollos de energías alternativas, y con la mejora en el ahorro y eficiencia energética que en sí mismos son potenciales oportunidades de negocio nada despreciables.

Por otro lado, desde las empresas tecnológicas se está realizando un esfuerzo de diversificación, con algunos ejemplos notables, como puede ser la introducción de la impresión digital en otros mercados (en particular el textil).

También dentro de los argumentos que permitieron la decisión de la gigafactoría de baterías eléctricas de Sagunt estaba la proximidad de la industria química relacionada con el clúster. Cabría avanzar en la articulación y la adaptación de estas conexiones.

En definitiva y desde nuestro punto de vista, un precio de la energía subvencionado y no de mercado, solo puede ser una solución temporal. Se debería empezar a considerar la limitación de la capacidad productiva y, en previsión, empezar a trabajar sobre alternativas que permitan la sostenibilidad del tejido industrial de Castelló a partir de la creación de un clúster tecnológico y la diversificación de alguna de sus actividades.

 

F. Xavier Molina Morales, Director de la Càtedra de Transformació del Model Econòmic