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Garantía de origen del Biogás

Tal y como pudo verse en la Jornada “papel del Biogás en la descarbonización”, organizada por la Catedra BP de Medio Ambiente Industrial (UJI) el pasado 3 de junio de 2022, dentro del complejo escenario al que se enfrenta el sector cerámico, en cuanto a las duras exigencias de reducción de emisiones de CO2, una de las opciones que se antoja, a priori, más sencilla técnicamente es el uso de biometano, obtenido a partir de biogás. Como su propio nombre indica, el biogás se obtiene a partir de sustancias orgánicas y, a diferencia de lo que ocurre con los combustibles fósiles como el gas natural, su combustión no incrementa la cantidad de CO2 atmosférico, puesto que el CO2 que se libera fue inicialmente capturado de la atmósfera través de la fotosíntesis por los organismos vegetales, propagándose en forma de compuestos de carbono a través de los distintos organismos que constituyen la cadena trófica y de cuyos residuos se obtiene el biogás.

Este biogás, mediante un proceso de enriquecimiento y depuración, puede convertirse en biometano y así utilizarse directamente con las tecnologías actuales. Este punto es importante tenerlo en cuenta ya que se utilizan, en muchas ocasiones, ambos términos de forma indistinta cuando es incorrecto.

Por otro lado, España tiene un gran problema de gestión de residuos (somos el país de Europa con más expedientes sancionadores en esta materia). La acertada gestión de residuos orgánicos ayudaría de forma importante a paliar este problema. Este hecho es especialmente destacable en residuos agrícolas y ganaderos. Algunos de ellos son además los principales causantes de la contaminación de aguas subterráneas, por lo que su captura y gestión es de gran interés.

Si combinamos ambos argumentos, parece que su tratamiento conjunto es una simbiosis ideal que podría tener una de las llaves que pueden dar solución a este problema. Sin embargo, este camino presenta importantes hándicaps. Por un lado, está el volumen y la estabilidad en el suministro del biometano que se podría disponer a partir de la gestión de estos residuos de forma local. No hay que olvidar que el sector cerámico es uno de los principales consumidores de gas natural a nivel nacional. Así, según datos de la Asociación Española de Fabricantes de Azulejos y Pavimentos Cerámicos (ASCER), en el año 2020 el consumo energético en el sector cerámico (gas y electricidad) ascendió a 14.823 GWh/año, siendo 1.390 GWh/año de electricidad y 13.433 GWh/año de gas natural, considerando tanto el que se consume en el proceso de fabricación como el utilizado en los sistemas de cogeneración. Por lo tanto, en global, el consumo de electricidad supone un 9 % del total, y el 91 % restante corresponde a consumo de gas natural en el proceso de fabricación.

Otro motivo que dificulta en gran medida esta solución es que son necesarias grandes inversiones, no solo para disponer de estas plantas de gestión de residuos y su posterior tratamiento de enriquecimiento (transformar biogás en biometano), sino también para toda la red logística que permita transportar de forma sostenible todos estos residuos hasta la planta. Por todo ello, a priori, abordar una solución de este tipo a nivel regional o local, más allá de proyectos singulares que demuestren su viabilidad, parece muy complejo como solución de calado sectorial.

Sin embargo, y desde el punto de vista de clientes de la compañía que proporciona el gas, existe una posibilidad que parece mucho más interesante y es incorporar como actor en este escenario a la actual red de distribución de gas como infraestructura para la distribución. A este respecto, España cuenta con 94.344 km de redes de distribución de gas, cubriendo el 85% de la población y el 100% de la industria. Pues bien, la idea es introducir en dicha red todo el biometano que se genere para que pueda ser consumido por todo aquel que lo demande. De hecho, esta propuesta no es una idea nueva, sino que es un hecho que ya está en marcha con mayor intensidad en otras partes de Europa y que, en definitiva, consiste en consumir un gas del que dispongamos de la correspondiente garantía de origen, pero ¿y qué es la garantía de origen? Se le denomina garantía de origen a un documento electrónico que acredita ante un consumidor final que una cuota o cantidad determinada de energía se ha producido a partir de fuentes renovables. Además, este tipo de documento no es exclusivo del biometano sino de todo el conjunto de fuentes de energía consideradas renovables.

A escala local, esta solución debe permitir al sector agrícola-ganadero de España, y en particular de nuestra región, a organizarse para disponer de una planta de tratamiento en un lugar adecuado para que puedan, por un lado, ser trasladados los residuos de forma sostenible y, por otro, conectarse a la red gasista de forma sencilla. Son múltiples las experiencias exitosas que ya han arrancado. Un ejemplo es el de la Granja de Santamaría de Lleida. Esta granja, con más de dos mil vacas, está inyectando biometano a la red con éxito. Pero no es un caso único, ya que a lo largo de Europa ya hay instaladas más de mil plantas de biometano y el crecimiento es exponencial.

El pasado mes de marzo, la Comisión Europea arrancó el plan REPowerEU en una apuesta clara por el biometano y el resto de las energías renovables, apoyándose también en la mejora de la eficiencia energética. En este plan se incluye un  Plan de acción para el biometano con el que se espera lograr a nivel europeo una producción de 35 billones de metros cúbicos de este gas en 2030, que se corresponde aproximadamente con unos 350 Twh. La alineación de este plan con España es muy alta por los problemas de gestión de residuos anteriormente comentados. Además, está prevista la creación de empleo rural, favoreciendo la repoblación de estas zonas tan afectadas por el actual éxodo rural.

El potencial en España oscila entre los 122 TWh (ver Figura 1) y los 137 TWh (IDAE,2018). Estas cifras lo convierten en el tercer país europeo con mayor potencial tras Francia y Alemania.

 

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Figura 1. Potencial de generación de biometano según país y tipo de materia prima para su generación (European Commission, 2020)

 

Sin embargo, mientras que Francia y especialmente Alemania han optimizado este potencial, España se encuentra todavía muy alejada de la media de instalaciones realizadas hasta finales de 2020, aunque esta tendencia ha cambiado de forma sustancial, siendo múltiples los proyectos iniciados en 2021y 2022. Sin ir más lejos, sirva como ejemplo el recién aprobado el Plan de gestión de residuos de la paja del arroz de la Albufera, sustituyendo su tradicional quema por su uso como materia prima para generar biogás y biometano. Está previsto obtener unos 87 GWh lo cual supone el 15 % del actual consumo de gas de la ciudad de Valencia.

Volviendo al tema de las garantías de origen, el Gobierno aprobó el pasado 17 de mayo de 2022 el Sistema de garantías de origen para los gases renovables. Se establece que cada MWh de gas 100% renovable dará lugar a la emisión de una garantía de origen con información sobre dónde, cuándo y cómo se produjo el gas. Estas garantías certificarán el volumen y su calidad, puesto que se diferenciará entre hidrógeno renovable, biometano, biogás u otros gases, y abarcará cualquier gas renovable producido y consumido, ya sea in situ, auto-consumido, e inyectado o no a la red de gasoductos.

En definitiva, si bien resulta obvio que esta solución no cubre un elevado porcentaje de las necesidades energéticas actuales del sector, se trata de una opción muy a tener en cuenta. Si la misma la combinamos con otras posibles soluciones (mejora de la eficiencia actual, empleo de mezclas hidrógeno-gas natural, electrificación de procesos menos exigentes térmicamente, rediseño de ciclos para reducir temperaturas de cocción, etc.), cada vez nos encontraremos más cerca de ese exigente objetivo que la sostenibilidad nos impone para alcanzar la neutralidad en materia de emisiones de CO2.

Vicente Lázaro Magdalena

Responsable de la Unidad de Inteligencia Competitiva del  ITC-AICE

 

Con la colaboración de:

Ana Mezquita Martí

Investigadora Área Sostenibilidad ITC- AICE

Eliseo Monfort Gimeno

Catedrático de Ingeniería Química de la UJI