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Nacho Cantero, Ingeniero de Telecomunicaciones del Área de Procesos Industriales de ITC

La infraestructura de comunicaciones. Cuidarla o perder

En la época actual en la que la industria 4.0 está en boca de todos, se me pasan por la cabeza muchas preguntas. De todas ellas, hay algunas cuya respuesta parece obvia, pero en la práctica, para algunas empresas, no lo es tanto.

 

¿Puede existir una industria sin los datos?

La respuesta rápida de muchos sería sí. La correcta es no.

Cuando pensamos en las primeras industrias donde el culmen de la tecnología era la máquina de vapor, la electrónica no existía y la informática estaba aún bien lejos de inventarse, puede ser fácil pensar que las industrias funcionaban sin datos. Pero nada más lejos de la realidad. Los datos existían. Se generaban, trasladaban y gestionaban de una forma diferente a la actual, pero existían.

Las notas se tomaban, se hacía un control de las existencias, se media el ritmo de los trabajadores, se llevaba un control de los productos fabricados y así un largo etcétera. Porque ya lo decía William Thomson Kelvin (Lord Kelvin) al final del siglo XIX “Lo que no se define no se puede medir. Lo que no se mide, no se puede mejorar. Lo que no se mejora, se degrada siempre” Y de acuerdo con esa máxima, si se trasladada a nuestra pregunta, podemos afirmar que “el definir genera datos, el medir genera datos y validar genera datos”.

Por tanto, la respuesta está clara. La industria, sin datos, no puede existir.

 

Y ¿puede existir una industria sin una infraestructura de comunicaciones?

Pues para esto también la respuesta es no, aunque aún hay empresas que se empeñen en que sea sí.

Siendo la definición aportada por la Real Academia Española para infraestructura como el conjunto de elementos, dotaciones o servicios necesarios para el buen funcionamiento […] de una organización cualquiera, podemos decir que cualquier industria necesita, como mínimo, de una red de telefonía fija o móvil con la que los trabajadores puedan hablar entre ellos o con el exterior. Si a eso le sumamos que, hoy en día, casi cualquier máquina dispone de un ordenador o controladora programable, la necesidad se dispara.

La infraestructura de comunicaciones es como el agua. Es algo visible, pero tan usual y cotidiano que nadie recuerda que está. Ahora, cuando falla, todos nos acordamos de todo lo “acordable”. El teléfono deja de funcionar, los ordenadores pierden el Internet, no se puede ver el correo, la máquina no responde, el PLC deja de recibir la señal que necesita para funcionar y como esas, infinidad de cosas. De hecho, creo que es un buen ejercicio pensar en lo que se perdería o dejaría de ganar si ahora mismo las comunicaciones desaparecieran, aunque sea por un momento.

A lo largo de los años he conocido muchas empresas que no se han tomado nada en serio su red de comunicaciones y todas ellas, al final, se han arrepentido. Ya sea por el dinero que han tenido que invertir para arreglar lo que había, ya sea porque no han podido hacer su trabajo por la poca fiabilidad de los sistemas o bien porque la desesperación les ha hecho tirar la toalla en más de una ocasión, estas han visto la necesidad de una infraestructura adecuada y bien mantenida

Por tanto, haciendo mención a un conocido proverbio español que a buen seguro todos conocemos, “el tiempo es oro”, aunque solo sea porque una infraestructura ágil permite reducir los tiempos y maximizar la cantidad de datos que puedo gestionar por unidad de tiempo. Así,  cada euro invertido en una correcta infraestructura, al final, se traduce en dinero ganado.

 

Nacho Cantero

Ingeniero de Telecomunicaciones, Área de Procesos Industriales de  ITC